martes, 7 de noviembre de 2006

D.E.P



Al borde de un sepulcro florecido 
transcurren dos marías llorando, 
llorando a mares. 
El ñandú desplumado del recuerdo 
alarga su postrera pluma, 
y con ella la mano negativa de Pedro
 graba en un domingo de ramos 
Del borde de un sepulcro removido 
se alejan dos marías cantando. 
Lunes. 

Trilce. Cesar Vallejo




¿Vuelve el polvo al polvo?
 ¿Vuela el alma al cielo?
 ¿Todo es sin espíritu, podredumbre y cieno? 
No sé; pero hay algo
que explicar no puedo,
algo que repugna aunque es fuerza hacerlo,
  el dejar tan tristes, 
tan solos los muertos. 

RIMA LXXIII.G.A.Bècquer





Oye mi ruego Tú, Dios que no existes,
y en tu nada recoge estas mis quejas,
Tú que a los pobres hombres nunca dejas
sin consuelo de engaño. No resistes

a nuestro ruego y nuestro anhelo vistes.
Cuando Tú de mi mente más te alejas,
más recuerdo las plácidas consejas
con que mi ama endulzóme noches tristes.

¡Qué grande eres, mi Dios! Eres tan grande
que no eres sino Idea; es muy angosta
la realidad por mucho que se expande

para abarcarte. Sufro yo a tu costa,
Dios no existente, pues si Tú existieras
existiría yo también de veras.


Oración del ateo. Miguel de Unamuno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario