viernes, 20 de junio de 2008

Una mujer y un gato.





En los mundos de Balthus dos elementos se repiten para configurar su obra: Una mujer, a menudo adolescente, entre la candidez y la provocación y un felino: un gato.
Estas mismas figuras de adolescentes ingenuas y, al tiempo, perversas convirtieron a Balthus en pintor de culto en el mundo del arte. Solitario y místico, nació en París en 1908.
Perteneciente a una familia de intelectuales y artistas, el conde Baltasar Klossowski de Rola, (Balthus en la pintura) fue amigo de Bonnard, Derain, Giacometti y Picasso, de Malraux, Artaud y Camus, de Fellini. Admiró a Mozart, a Pascal, al Rousseau de las Confesiones, a Poussin y a los pintores italianos del trecento: Giotto, Massaccio y, sobre todos, Piero della Francesca. Fue de ellos de quien tomó la atmósfera que persigue en sus cuadros, pintados con tiempo y luz, gracias a los efectos del color y a la geometría interna del dibujo.






¿Qué buscan las jovencitas de Balthus?¿Qué hay detrás de su provocación, de sus posturas forzadas y su insinuante erotismo?.





Lo mas actual, para ver la obra de este pintor de lolitas, esta en Suiza, en la Fundación Pierre Gianadda.


"Hay que aprender a atisbar la luz. Sus inflexiones. Sus fugas y sus filtraciones. Por la mañana, después del desayuno, después de leer el correo, informarse sobre el estado de la luz. Saber si es posible pintar hoy, si el avance en el misterio del cuadro será profundo. Si la luz del estudio será buena para penetrar en él”. Memorias.Balthus.


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