miércoles, 3 de diciembre de 2008

El Tarantino del siglo diecisiete.





La matanza de los Inocentes, no solo es uno de los cuadros mas caros del mundo (se subastó por más de 76 millones de dólares).

Es la mas clara muestra del porqué muchos críticos han rebautizado a Pieter Paul Rubens como el Tarantino del XVII.

No es solo por la crudeza del argumento del episodio bíblico, sino la minuciosidad de toda clase de detalles y una luminosidad casi irreal, lo convierten en un cuadro mágico y asombroso para su tiempo (y me atrevo a decir que para el nuestro).

La obra muestra unos asesinos sin escrúpulos. Los detalles son creíbles y convincentes:

La rudeza del rasguño en la mejilla del soldado, el personaje con manto azul apunto de estrellar contra el suelo y sin piedad a un bebé, los instintos de supervivencia que rozan lo animal, de la mujer anciana mordiendo a un verdugo , la cabeza baja de la madre en duelo al lado de una pila de niños muertos, a los que ya les verdea la piel con el tono característico de los cadáveres...toda la escena posee un dinamismo emocionante, aunque claramente exagerado.

Esa mezcla de violencia desmedida en este cuadro o sus composiciones de implícito sexo brutal, fueron los que le dieron argumentos al historiador de arte Waldermar Januszczak
, para etiquetar a Rubens como el polémico director de cine.

Cuadros que combinan sexo y violencia, perfectamente aunados en el lienzo.

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