jueves, 22 de octubre de 2009

Medida por Medida.




Recalando en algunos personajes de las siempre fascinantes obras de Shakespeare, me detengo en la figura de Mariana, perteneciente a una de las llamadas comedias de conflicto del autor: Medida por medida.
Esta obra se puede considerar una divertida comedia sexual que lleva las situaciones hasta el límite, para terminar acabando amablemente, todo ello con dosis de reflexión sobre la Justicia y la aplicación de las leyes.

Dejando a un lado, las siempre entretenidas comedias del maestro, me parece del todo asombroso la historia de Mariana.
Sabemos de ella, que el desaprensivo Angelo: su prometido, fue capaz de abandonarla, simplemente porque perdió su dote en el naufragio del barco que la transportaba.

He visto muchas disculpas para dejar a una mujer pero esta, me parece especialmente cruel a la vez que absurda, aunque supongo que nada extraña en esa época.

Su actitud, a lo largo de la obra, cuando tiene ocasión de tener relaciones, con Angelo, denotan su total enamoramiento, que la hace olvidar cualquier antigua afrenta, cualquier desprecio y sus largas horas de espera.

El arte la representa, como una desolada mujer, que siempre está a la espera, o asomada a una ventana, o pérdida ante su propio reflejo en el espejo.

Waterhouse.



Que resuelvan finalmente, que el matrimonio de esta pareja sea un castigo reprendedor para el malvado y lascivo Angelo, me parece una situación penosa para la pobre novia olvidada y abandonada, tanto o mas que su dote perdida entre la furia de las olas.

¡Cosas de los clásicos!(¿O debería decir de la ceguera del amor?).


Millais

No hay comentarios:

Publicar un comentario