viernes, 17 de septiembre de 2010

Tres noches y un día.






Era tal el deseo de yacer con Alcmena que Zeus alargó la duración de la noche tres veces mas de lo habitual.
Así el sol y la luna se pusieron a hacer su trabajo, el primero descansando y la segunda trabajando el triple.El Sueño se encargó de mantener dormidos a todos los humanos para que no percataran de la extensa jornada.

Y así estuvieron, cohabitando durante tres noches como si fuera una.
Está circunstancia sería solo una anécdota cronológica sino hubiera sido porque Alcmena fue víctima de otro de los trucos de Zeus para poseer mujeres.

Tomando la forma idéntica de su marido Anfitrión, que se encontraba batallando, Zeus disfrutó de la fiel esposa, feliz por el -falso- retorno ,y asombrada por las capacidades amatorias de su marido.

Cuando regresó el autentico cónyuge, mucho se extrañó de que Alcmena conocía todos los detalles y anécdotas de las batallas, antes que el las pronunciara y su deseo sexual parecía mas que satisfecho, inexplicablemente.

El bueno de Anfitrión consultó al oráculo de Tiresias que le confesó el engaño y lleno de ira no se le ocurrió otra cosa que mandar abrasar a su esposa por adultera.

La fiel Alcmena, víctima del engaño, no se cansaba de pedir clemencia..y es por esto y por el buen recuerdo de las noches de triple amor, que Zeus, acordándose de tanto placer, envió unas lluvias torrenciales que lograron apagar la hoguera donde la mujer ardía y salvar su vida.

Desde entonces, cuando llueve torrencialmente, como esta pasada noche, se me viene a la cabeza esta historia de amor y desamor y pienso que Zeus está enviando su rescate a alguna mujer adultera abrasada por sus remordimientos, sea o no sea víctima del engaño del amor.

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